El amor entre hermanos en la fe es algo a lo que constantemente se nos anima a practicar y a seguir en nuestras iglesias.
A algunas personas se nos hace mas fácil amarlas, a otras un poquito menos y a otras nos cuesta un montón.
La iglesia en Tesalónica era un iglesia que, como todas las otras, tenía problemas; sin embargo, ellos sabían muy bien lo que era amarse fraternalmente, veamos lo que le dice Pablo en la 1 Epístola a los Tesalonicenses, capítulo 4, versos 9 y 10:
En cuanto al amor entre hermanos, no tienen necesidad de que les escribamos, porque Dios mismo les ha enseñado a amarse unos a otros. Pues así hacen ustedes con todos los hermanos que viven en toda Macedonia. Pero les rogamos, hermanos, que su amor aumente todavía más. (1Ts 4:9-10 DHH)
Los creyentes en Tesalónica ya habían aprendido a amarse y soportarse entre ellos, ¡y aún a los creyentes de toda la región! Sin embargo, Pablo les anima a que su amor, aumente todavía más.
Tenemos que recordar que no había nada en nosotros agradable ante los ojos de Dios; eramos pecadores, buscábamos por el camino equivocado y vivíamos ofendiendo a Dios, sin embargo y a pesar de todo esto, Dios quiso acercarse a nosotros por medio del sacrificio de Jesucristo en la cruz del calvario.
No tenemos excusa para no amar a nuestros hermanos en la fe, entiendo y comparto en que es algo muy difícil, pero fijate bien el detalle que nos da el verso 9, y es que los Tesalonicenses, no habían aprendido por sí mismos a amarse unos a otros sino que Dios mismo les había enseñado a amarse.
Si te cuesta amar a alguien, pedile a Dios que te ayude a hacerlo con esa persona y vas a ver como, si tu mente y corazón están dispuestos a agradarle, pronto las cosas van a empezar a ser un poquito mas sencillas.
Que podamos amarnos unos a otros sin importar las diferencias porque nos une la fraternalidad de ser todos hijo de un mismo Padre.
¡Que Dios te bendiga!
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