El ir a congregarse y participar activamente de las reuniones de nuestra Iglesia Local pareciera ser algo que ya esta implícito; sin embargo, muchas veces dejamos de ir a las reuniones o asistimos por costumbre u obligación.
Cada Domingo (o día de reunión) es una nueva oportunidad que tenemos para dedicarle al menos 2 horas de exclusividad a la alabanza de nuestro Dios y al desafío por parte de él hacía nosotros en su palabra.
El Salmo 122:1 dice lo siguiente:
"Yo me alegre con los que me decían: A la casa de Jehová iremos"
Este Salmo de David, refleja lo que deberíamos sentir cada vez que nos toca ir al culto.
La alegría de poder juntarse libremente con un grupo de hermanos en la fe a compartir un tiempo juntos en comunión y con la armonía de saber que le estamos cantando todos a un mismo Dios, que somos todos hijos del mismo Padre y que a todos nos espera la misma esperanza es algo que no se compara con cualquier alegría temporal que el mundo pueda tener.
Dejar de congregarse, no es solamente desobedecer a un mandato bíblico (Hebreos 10:25) sino además, perderse la bendición que significa el poder tener la libertad para juntarse a alabar a Dios y aprender de él.
Muchos cristianos en diferentes países (sobre todo países islámicos) no tienen esta oportunidad y tienen que encerrarse en cuevas subterraneas o sótanos fríos y oscuros.
Aprovechemos y vivamos con alegría cada oportunidad que tengamos de ir a la casa de Dios sabiendo que cada día allí, es una nueva oportunidad para agradecer con nuestra alabanza a Dios por lo que el es, hizo y hace en nuestras vidas.
¡Que Dios te bendiga!
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