4-10-11 / En los mejores brazos (Salmos 56:3-4)

Hay algo que todos los que estamos leyendo esto en este momento tenemos en común:

Todos alguna vez fuimos niños

No importa como haya sido tu infancia, no importa si fue hace mucho o hace poco, si fue en Argentina, en Brasil o en las Islas Caimán, alguna vez fuiste niño o niña y andabas correteando por ahí lleno de dudas, inseguridades, preguntando cosas a cada rato, mandándote mocos y mocos, haciendo renegar a tus papás, abuelos, tíos, tías, maestros y maestras, divirtiéndote, haciendo de cada situación una aventura diferente.

¡Qué lindo era ser chico! Seguramente estas recordando tu infancia y pensando en cada uno de los momentos que viviste, ya sea que hayan sido buenos o malos.

Cuando yo era muy chico, como todo niño tenía miedo a varias cosas (oscuridad, indigentes de la calle, el hombre de la bolsa, inyecciones, películas de terror, etc)

En fin, no era para nada agradable cruzarme con alguna de esas cosas que me daban miedo, la verdad es que era algo muy feo para mi.

Sin embargo, todo cambiaba cuando al momento de aparecer una de esas cosas miraba para arriba y ahí estaban Papá o Mamá tomándome la mano y mirándome con una mirada que me llenaba de seguridad y tranquilidad.

Estar en los brazos de papá o mamá para mi era lo mas, podía estar seguro de que aunque viniera cualquier cosa mala yo iba a estar bien porque sus brazos me rodeaban y eso para mi era suficiente.

Los años pasaron (bastante rápido por cierto) y todavía me pasa eso; Caminar con mi papá por la calle me da un plus de seguridad que no lo tengo cuando camino solo.

El amor y el cuidado de un papa, una mamá o quien sea que se haya hecho cargo de vos es algo precioso.

Una noche hace mucho (seguramente papá ni se acuerda) a mi hermanita y a mi nos costaba dormir porque teníamos miedo (ni recuerdo a que) y él nos dio una canción de Steve Green y dos versículos preciosos en el Salmo 56:3-4

"En el día que temo, Yo en ti confío. En Dios alabaré su palabra; En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?

Como seguramente sabrás, David es el autor de gran parte de los Salmos que encontramos en la Biblia.

Si te fijas bien en tu Biblia, probablemente debajo del título del Salmo 56 dice:

"David cuando los Filisteos le prendieron en Gat",

Esta historia la podemos encontrar en 1 Samuel 21:

David huía del rey Saúl quien quería matarlo porque sentía envidia de él; No hacía mucho tiempo que David había derrotado al gigante Goliat y sin embargo sentía bastante temor por lo que el rey Saúl podía llegar a hacerle.

Era de noche y David esperaba con mucho miedo el alba para levantarse y continuar con su huida, y es aquí donde podemos encontrar algo que es digno de admiración en nuestro amigo David:

A pesar de que el miedo le corría por las venas, a pesar de que sabía que Saúl pasaba día y noche buscándole y anhelando su muerte, ÉL SABÍA DONDE ENCONTRAR REFUGIO.

Seguramente, al igual que yo y al igual de David, muchas veces tenes miedo, dudas, inseguridades, problemas, circunstancias que te son adversas: ¡A todos nos pasa!

Tenemos miedo a que nos roben en la calle, a que nos pase algo, a quedarnos solos, a no tener plata, a no conseguir trabajo, a no aprobar los parciales, a no saber tomar buenas decisiones, a perder seres queridos, a no lograr nuestros sueños...

Hay algo mas, David tenía habilidades para la guerra, incluso tenía en su historial la derrota de un Gigante temible y poderoso, tenía armas, un ejercito... ¡Podía confiar en cualquiera de estas cosas!

¿Te digo algo? Estoy 100% seguro que de haber depositado su confianza en alguna de estas cuestiones, probablemente David habría sido asesinado por el rey Saúl.

¡La confianza de David estaba totalmente depositada en Dios!

Ahora te toca a vos: Podes tener el problema que se te ocurras y pasar horas y horas buscando la solución. Consultar al psicólogo, a tu mejor amigo, a tus papás, a tus hermanos, y romperte la cabeza para tratar de solucionar tus inconvenientes.

Lo único que haces con eso es perder mas y mas tiempo, la solución es tan simple:

"En el día que temo, yo en Tí confió"

Dios en su gracia nos brinda protección y seguridad, mucho mas seguridad que la que yo sentía cuando mis papás me tomaban de la mano.

Nuestro padre celestial es el consuelo en los momentos de peor aflicción, es la guía en los momentos de decisiones trascendentales, es la mano que nos sostiene para que no caigamos y si caemos se convierte en la mano que nos levanta, es quien que nos da una palmadita y nos dice: -Tranqui, yo estoy con vos- en cada parcial o examen que rendimos. Es la luz que ilumina los momentos de mas densa oscuridad y el aire que respiramos cuando sentimos que los problemas y dificultades nos encierran y casi no podemos respirar.

Cada vez que se te presente una situación adversa en tu vida recorda que podes confiar en aquél que creo Cielos y Tierra, que derroto gigantes, que desarmo ejércitos enteros, que envió fuego del cielo y que, por sobre todas las cosas, nos regalo el perdón y la vida eterna en Cristo Jesús.

¿Sabes lo que pienso? Si en la vida del Cristiano no existieran las dificultades nos estaríamos perdiendo de esa preciosa porción de la gracia de Dios que nos regala el dulce consuelo y la perfecta paz que los que no conocen a Cristo tristemente no pueden experimentar.

Entonces hermano querido, cuando tengas problemas o dificultades, dudas e inseguridades, busca consuelo en Aquel que te conoce y ama mas que nadie en este mundo.

Ojala puedas decir como dijo David:

"En el día que temo, Yo en ti confió"

¡Qué Dios te bendiga mucho! por Eric Monetti