¿Tienes verdaderamente el llamado del Señor, o eres un ‘ofrecido’ que quiere llegar a Él tomando atajos? Un mensaje que te hará cuestionar si estás llevando el mensaje correcto, o eres un mensajero sin mensaje, preocupado por la fama personal y el glamour del éxito mundano. Pero nadie que sólo busca los panes y los peces tendrá un carácter fundado sobre roca. Dios dice: tú tienes que acercarte a Mi con el verdadero evangelio: Arrepentíos, el reino de los cielos se ha acercado… Busquen el rostro de Dios y Él se volverá a nosotros.
La historia de Ananías, un profeta que tiene que cumplir una misión divina que lo llena de preguntas, porque tiene que orar por Saulo, el pecador, el perseguidor de los cristianos que ha pasado su vida haciendo daño a los demás. Lo que Ananías no sabe es que la oración por Saulo cambiará sus vidas y transformará la historia… ¿Y tu historia? Tú puedes ser un Ananías para los Saulos que se cruzan en tu camino… o si sientes que has pecado demasiado y no eres digno de estar en la presencia del Señor, llegará un Ananías que te bendecirá y te mostrará Su camino.
Hay una sed en las iglesias por escuchar la Palabra. La Palabra que ofende, que confronta, que te desafía a cambiar, a ser mejor; porque no basta con entenderla y arrepentirse de los pecados, hay que ponerla en práctica, hay que re-direccionar la vida y como los judíos, construir un altar en la azotea para adorar al Señor, junto con tu familia, los 7 días de la semana.
Nadie puede poner en pausa a Dios. Cuando invitas a Cristo a tu vida, vas a tener que bajar de la barca. Dios te llama una sola vez. Él no ruega. Él te llama una vez, sin promesas, sin garantías. ¿Aceptas el reto? La culminación de un mensaje extraordinario, desde el Estadio Único en La Plata, Argentina.
La parte medular del mensaje del segundo día de cruzada del 2011. Un mensaje para los que crecieron en medio de familias perfectas o de familias disfuncionales, para aquellos que aun teniendo a sus padres con vida, sienten que son huérfanos espirituales y para aquellos que sienten que han heredado los peores estigmas de sus familias. No estás solo. Cristo está contigo. Sólo tienes que seguirlo y cambiarás tu linaje.
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